Seguro que, en alguna ocasión, habréis observado a algún adolescente y recordado lo distinto que era todo antes, posiblemente, a la par que exclamabais un… “en mis tiempos…”
No escribimos este post para recordaros lo «viejos» que os sentís cuando ocurre esto, si no para proponeros el ejercicio de virar la cabeza 180º hacia lo que podríamos denominar «línea de la vida» y reflexionar acerca de lo mucho que han cambiado las cosas para todos, no solo para los más jóvenes.
Por ejemplo, ¿os habríais imaginado a vuestra abuela en clases de aerogym?
Indudablemente los tiempos han cambiado, y precisamente porque todavía existe gente aferrada a antiguas ideas viviendo en nuevos contextos, hemos desarrollado la siguiente campaña para la Xunta de Galicia.
Objetivos de campaña
1. Aterrizar la idea de que son las personas mayores de 65 años deciden cómo y donde quieren vivir.
2. Recordar a los mayores de 65 años que el periodo de jubilación no es más que una nueva etapa de la vida.
3. Hacer llegar a las personas mayores de 65 años que pueden seguir manteniéndose activos.
4. Informar sobre el catálogo de servicios y programas que la Xunta pone a su disposición y poder decidir con libertad.
El concepto
En nuestra propuesta otorgamos el protagonisto al sujeto de la misma, trasladando una idea clara: eres libre para tomar tus propias decisiones.
Este razonamiento lo materializamos en una frase que seguro todos hemos escuchado en algún momento de nuestra vida:
“Xa es maiorciño para tomar
as túas propias decisións.”
Una expresión popularmente utilizada cuando llega el momento de asumir responsabilidades, por lo que, si hacerse mayor implica tomar decisiones por y para uno mismo, ¿cuánto más para una persona mayor de 65 años?
Viene a resumir la idea de que, precisamente por la experiencia que normalmente otorga el paso de los años, debes ser tu quien decida.
Es un acto inalienable, es decir, la decisión no le pertenece a nadie más. Debemos alejarnos de la idea de que las personas mayores son incapaces de tomar decisiones apropiadas para sí mismas.
Si no podemos decidir como queremos vivir, ¿qué nos queda? Defendemos un derecho universal, y aprovechamos la ocasión para incitar a todo aquel que, por determinadas circunstancias, no tenga el control de su vida, con determinación de un golpe sobre la mesa porque… Ya somos mayorcitos para tomar nuestras propias decisiones.